cabra

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domingo, 19 de junio de 2022

NINJABABY (2021)

 NINJABABY(2021)

País: Noruega 

Duración: 103 minutos.

Dirección: Yngvild Sve Flikke

Guion: Johan Fasting, Yngvild Sve Flikke, Inga Sætre

Música: Kare Vestrheim

Fotografía: Marianne Bakke

Reparto:Kristine Kujath Thorp, Arthur Berning, Nader Khademi, Tora Christine Dietrichson Silya Nymoen 

 

La proclamada mejor comedia en los Premios de Cine Europeo 2021 tiene como principal virtud una combinación ejemplar y valiente entre risa y drama. Valiente por escoger la opción difícil, la del drama al final (sin desvelar nada). Ya desde el titulo se percibe el tono gamberro con el que la directora ha querido impregnar esta historia de embarazo no deseado, tema proclive donde los haya a los dramas tremebundos. La chispeante protagonista se inscribe en la muy contemporánea tendencia a visibilizar un tipo de mujer joven aparentemente atolondrada pero que se precia de llevar las riendas, mayormente sentimentales-sexuales de su vida. Fuertemente emparentada con La peor persona del mundo, de Joachim Trier, la otra gran sensación noruega de esta temporada, aún en cartelera, y con la que conforma un sugerente programa doble. En literatura, es inevitable la relación con las novelas de Sally Rooney progresivamente llevadas al formato serie. Y qué decir de Juno (2007), de Jason Reitman. Una comparación entre ambas que resulta esclarecedora para entender la deriva existencial en la está sumida la juventud de Occidente. Por decir algo, Juno, aún en el instituto, muestra una madurez inalcanzable para Rakel, 23 años, diseñadora gráfica que vive en un apabullante desorden físico y afectivo pero es muy libre. Esta libertad que no ejerce ni reivindica en otros planos, es contrarrestada por la malvada biología, que se impone a todas las barreras contraceptivas en su noche loca con un profesor de aikido que huele a mantequilla y más aún, le niega toda pista sobre su estado hasta nada menos los seis meses de embarazo, haciendo inviable un aborto. 

Con estos mimbres, la negación dejando paso al procesamiento de los hechos, Rakel tiene muy claro en seguida que no quiere ser madre, y emprende la peripecia de encontrar a los progenitores perfectos para la criatura. Las situaciones se suceden siempre con entreverados toques de amargura, si bien plenamente instaladas en la comicidad y en cierta crítica atinada a la idealizadísima sociedad nórdica. 

Ahora bien, como en toda comedia, los acompañantes del protagonista determinan el éxito o el fracaso de la propuesta. Formalmente, uno de los pilares es sin duda la inclusión del propio nonato como comentarista de las idas y venidas del "recipiente sagrado" como diría Juno, que le ha tocado en suerte. La imaginación calenturienta y hormonada de la joven diseñadora modela un bebecillo esbozado con cuatro líneas que se le aparece, le habla y le lleva la contraria, proporciando escenas muy bien resueltas técnicamente, con mucha ironía y mala baba. Por eso, el desenlace se vuelve un pelín más dramático de lo deseable para evitar el desequilibrio de la mezcla. En este sentido, es de alabar la inteligencia del guion, que juega a la ambigüedad inicial con la presentación de los arquetipos masculinos para luego desmontarlos. Desde luego, el padre de la criatura, reducida cruelmente de su identidad como ser humano a uno solo de sus atributos merced al apelativo "dickJesus", en el original, no puede ser más peterpanesco. Le salva que, al ser nórdico, no tiene a una madre que le lave la ropa y le llene la nevera todos los domingos. En contraposición, el profesor de aikido, ejemplar en su acompañamiento a Rakel a pesar de ser descartado como contribuyente genético nada más empezar. Como decimos, es muy de agradecer que se hayan trascendido los tópicos, no diremos cómo. 


Vemos a Rakel perdiendo el autobús para su cita en la clínica, siendo abroncada por su feto por guardar bajo la cama restos de bocadillo de salchicha,  y lidiando con la adultez sobrevenida, en definitiva, me viene a la memoria una de frase profética de esa película lapidaria sobre el paso del tiempo llamada Entrevista con el vampiro (1994). El ahora diríamos depresivo Louis de Ponte comenta a Lestat, sobre la juventud frivolona que está conociendo por aquellos años, que ellos no lo entenderían, pero que él a los 24 años ya era dueño de una plantación, marido y padre de dos hijos.