El castigo, premio a la mejor dirección en el Festival de Málaga 2023, comienza en el interior de un coche, conducido nerviosamente por una mujer de gesto severo. Interrumpe la marcha, da media vuelta bruscamente en una carretera solitaria y se detiene. De él salen la mujer y un hombre, y llaman a Lucas con insistencia. Padres que han perdido a su hijo. Una premisa sugerente y sencilla que encamina al espectador al subgénero de las desapariciones infantiles. Pero es solo una primera capa en el envoltorio de esta propuesta que se va cargando de angustia a la par que los silencios y las miradas llenan la pantalla.
El realizador chileno Matías Bife filma con pulso y distancia un muy medido guion de Coral Cruz que opera como una olla a presión que inevitablemente estalla por la cantidad de combustible en forma de rencor y de cosas no dichas acumuladas en años. Una pareja bien situada va a visitar a la madre de ella, un hijo de ocho años que la lía en el coche y una madre que pierde la paciencia y decide darle un escarmiento, dejándole solo en la carretera boscosa tres minutos. Solo tres minutos.
Con la aparición de los secundarios, la pareja de policías (pacos, en el argot chileno), los papeles se van repartiendo. Ana, la madre de gesto siempre adusto, reflejo de una carga enorme, interpretada con enorme profundidad y contención por Antonia Zegers, la que cede al impulso y asume la culpa. Mateo, el padre, Néstor Cantillana, que en la búsqueda se revela como el típico padre colega que sabe que algo no está bien en su hijo pero que es incapaz de poner límites porque es un niño y le ve poco. La teniente encargada de coordinar el rastreo intenta equilibrar la balanza. Sin juzgar en ningún momento, sus preguntas hacen progresar la historia hacia el drama humano. El fondo y la forma se coordinan en un plano secuencia de ochenta minutos en lo que todo pasa a tiempo real: la incredulidad primero, luego la incertidumbre, luego la angustia, luego el desahogo, la confesión y la asunción del fracaso.
El elefante en la habitación, o en este caso, en el bosque, se hace tan grande que impide respirar. La noche amenaza con caer en un territorio que ellos creían más civilizado pero en el que habitan pumas, pero nunca llega, porque ya está dentro de las almas de esa pareja urbana con una vida como las nuestras. La cámara a centímetros de los rostros nos interpela, no nos deja apartarnos siquiera para mirar fugazmente el móvil. No hay tiempo para divagar, y el castigo del título se desvela poliédrico. Castigo, ¿para quién?TÍTULO ORIGINAL: El castigo
AÑO: 2022
DURACIÓN: 86m
PAÍS: Chile
MÚSICA: Gustavo Pomeranec
FOTOGRAFÍA: Gabriel Díaz
REPARTO: Antonia Zeglers, Néstor Cantillana, Catalina Saavedra, Yair Yuri.