Una extraordinaria alineación de astros cinéfilos nos ha traído un triplete de cine chino contemporáneo la sufrida cartelera madrileña estival. Al menos durante estas dos próximas semanas.
A la deriva, de Jia Zhangke, a su vez actor en Black Dog, de Gou Zhen, y por último, el debut de Jianjie Ling con Breve historia de una familia. Estas últimas, además, conforman un muy sugerente retrato del anverso y del reverso de la China contemporánea. Dos punzantes estudios de lo urbano y de lo rural acerca de cómo las políticas gubernamentales y sus vaivenes condicionan las decisiones vitales de los individuos, que se insertan en el molde propuesto con mansedumbre y optimismo, o bien se convierten en rebeldes, molestas piedrecitas en el camino marcado. Las dos con el pertinente visto bueno del organismo gubernamental correspondiente, como se informa al inicio de la proyección, como el león de la Metro antes de ser engullido por Amazon.
Breve historia de una familia es el sugestivo debut en la dirección de Jianjie Ling. Logra sobreponerse a la facilona comparación con la coreana Parásitos (2019) y a un hilo argumental que podía despeñarse fácilmente hacia los dominios de @PeliDeTarde. Y lo hace gracias a la contención emotiva oriental y a una cámara audaz que narra mediante la imagen. Lo que viene siendo el lenguaje cinematográfico, en extinción desde que triunfa la multitarea durante el consumo audiovisual y todo está confeccionado para ser escuchado más que visto.
Esto se traduce en el uso del desenfocado, del plano cenital, en la cantidad de veces que los personajes aparecen de espaldas, en la minuciosidad descriptiva, además de una evidente intención simbólica en el uso de imágenes al microscopio. Todo sirve para describir la infiltración paulatina que experimenta una familia de la pujante clase media alta urbana por parte de un desclasado adolescente, al que asumen primero como amigo de su hijo, y después como su sustituto. Primero un sitio en la mesa, luego la ropa, luego el afecto de una madre a la que sabe acompañar en su monotonía (fantástica la escena de las fotos)La abolición de la política de hijo único, pilla demasiado mayor, o eso creen, al matrimonio formado por un excelso biólogo y su esposa, antigua azafata. La llegada a sus vidas de un joven con todas las cualidades que añoran en su propio hijo provoca una revolución en el ordenado tablero de sus vidas. Ellos, su piso, su entorno, son la China del éxito, la nación que ha sabido exprimir el ultracapitalismo y compite por producir a los mejores individuos. Los que, como el pobre Wei, solo alcanzan a ser corrientes, se topan con progenitores frustrados. "Pensé que China era el futuro", le reprocha Wei a su padre,que insiste en mandarlo al extranjero. "No para ti", le responde este.
En un universo paralelo transcurre la tragicómica peripecia de un ex convicto en Black Dog, premiada en Cannes y presentada como un western. Aquí no hay personajes exitosos ni supermercados relucientes. La premisa es implacable y se reitera a lo largo de la película: faltan 50 días para la inauguración de los Juegos Olímpicos de 2008 y todo lo que no se pueda exhibir al planeta ha de ser eliminado. Eso incluye la demolición de pueblos poco fotogénicos y la recogida (y el exterminio) de los perros callejeros y no callejeros sin identificación. En esas está ahora mismo Marruecos a cuenta del próximo Mundial. Nunca ha dado buena imagen la proliferación de manadas asilvestradas, por más que sea una seña de identidad de no pocos lugares como Grecia,Turquía o Hungría. De allí recordamos precisamente una historia prima hermana, White God (2014). Los habitantes del lugar tienen completamente asimilado el discurso del progreso y colaboran con manso optimismo, a la vez que son premiados con el caramelo de un eclipse solar cuyo advenimiento y disfrute se convierte en un objetivo vital. El ex convicto Lang, lacónico como un Clint Eastwood del desierto de Gobi, regresa a su pueblo tras diez años entre rejas y comprueba su decadencia lacerante. Le enrolan en la patrulla canina municipal (así se hacen llamar) y cruza su destino con el perro negro del título, condenado por ser supuestamente rabioso. Un ejemplar de elegantes andares y con enorme margen de independencia que cae simpático incluso al espectador que asiste con perplejidad en su vida diaria a la transformación de mascotas en pseudohijos a los que hay que esquivar en los pasillos del Decahtlon. Lang es el elemento legitimado para la distorsión, y termina siendo el líder espiritual de una panda de desheredados, caracteres pintorescos como un criador de víboras y los componentes de un circo. Los paisajes desérticos. las vías del tren, los códigos de honor desteñidos, forman parte de esa China opacada pero sobreviviente.
BREVE HISTORIA DE UNA FAMILIA (2024)
Título original: Jia ting Jian shi
Año: 2024.
Duración: 99m
Dirección: Jianjie Ling
Guion: Jianjie Ling
Reparto: Zu Feng. Ke-Yu Gut, Xilun Sun, Muran Lin
Música: Toke Bronson Odin
Fotografía: Jiajao Zhang
País: China (coproducción China-Dinamarca)
Premio del Público Berlín 2024. Premio del Jurado Sundance 2024
BLACK DOG (2024)
Título original: Gou Zhen
Año: 2024
Duración: 110m
Dirección: Guan Hu
Guion: Rui Ge, Guan Hu
Reparto: Eddie Peng, Tong Liya, Jia Zhangke, Zhang Yi, Hong Yuan.
Música: Breton Vivian
Fotografía: Weizhe Gao
País: China
2025: Asian Film Awards: 5 nominaciones