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domingo, 26 de diciembre de 2021

LA ÚLTIMA DEL AÑO. SILENT NIGHT (2021)

 



Para los que gusten de una buena sincronía de fin de ciclo, Silent Night, de la debutante Camile Griffin, es su película, doblemente adecuada, como ya se verá.  Debutante en dirección y guion de largometraje, no así en la industria, lo que ha posibilitado un reparto de campanillas con Keira Knightley, Matthew Goode, y el primogénito de la directora, Roman Griffin Davis (JoJo Rabbit) de estandartes. 

En consonancia con los más de veinte meses de caos en los que vivimos, la historia apuesta por una mezcla irregular entre diversos tonos. El inicio de comedia romántica británica, género muy afín a estos días, recupera los mejores momentos de cintas como Los amigos de Peter o Reencuentro, con idéntica premisa y presumible desenlace catártico. Cuatro amigos de internado elitista, perfectos hasta en su multirracialidad,  se reúnen para pasar el día de Navidad, porque la verdadera familia es la que se escoge. Escenas típicas de postres olvidados a última hora y de amigas obviadas porque total, si estos rituales les ponen de mal humor. Pero extrañas alusiones a avisos del gobierno y una extravagante discusión infantil acerca de si el gas venenoso es de origen ruso o si por el contrario es otra conspiración de los poderosos van salpimentando el almuerzo. Con este progresivo oscurecimiento de la trama, las confesiones maceradas en alcohol adquieren muecas de despedida, y el espectador comienza a atar cabos y a elaborar insospechadas sinergias con cierto acontecimiento planetario que nos acongoja ya seis veces. Los mohínes encantadores del personaje de Knightley, tan seña de identidad como la carcajada de Julia Roberts, no pueden ya omitir la tragedia que aguarda al finalizar el día. 

Art, el hijo mayor del matrimonio anfitrión, es de largo el personaje más maduro y más implicado con los hechos funestos que se aproximan. Mientras los adultos se entretienen en reproches marchitos acerca de quién se acostó con quién en la adolescencia, Art no puede evitar la consulta insistente de la app gubernamental donde se exhorta a todos los ciudadanos a hacer uso de la pastilla Exit, facilitada a todos ellos. ¿A todos? No. Como se queja Art a su "posh" padre, los inmigrantes ilegales y los sin techo no tienen derecho a ella, de lo cual se infiere que su destino es aún más tenebroso que el de los contribuyentes británicos.

Así las cosas y asumido el desenlace, los puntos de interés de la historia radican en las diferentes fases que cada personaje está atravesando en relación al evento. El empeño por mantener la vieja normalidad se va tornando más patético con cada réplica. Desde el negacionismo tibio hasta las prisas por el examen de conciencia, o la prioridad de un ser no nacido. Este último dilema es defendido con energía por la novia veinteañera de uno de los comensales, encarnada por Lily-Rose Depp, objeto de desprecios de edad y de clase pero que, al igual que Art y en menor medida sus hermanos mellizos, carga con la mayor dosis de raciocinio dentro de esa casa de campo prestada para la ocasión por la madre de la anfitriona. Personaje también curioso este último, interpretado por Trudie Styler, también productora de la cinta. Decimos curioso desde una perspectiva mediterránea en la que dejar sola a la abuela en la encrucijada definitiva de su vida, de todas las vidas, se antoja casi contra natura. 

Aun con todos sus defectos, Sitges galardonó merecidamente su guion osado y con destellos de oscuro humor y agraciado a posteriori con un nuevo subtexto con el que poder calificar a la creadora con cualquiera de esos adjetivos que son tendencia y terminan en -ista. Se agradece bien este aporte a la disolución del mito navideño. Y el plano final. 

Título original: Silent Night

Año: 2021

Duración: 90 m

Dirección y guion: Camille Griffin

Reparto: Keira Knigtly, Matthew Goode, Roman Griffin Davis, Anabelle Wallis, Lucy Punch, Lily Rose Depp, Rufus Jones,Gilby y Hardy Griffin Davis.