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miércoles, 6 de diciembre de 2023

DE BESTIAS Y AVES

 


En este 2023 casi finito, la misma novela ha sido galardonada en abril con el Nacional de la Crítica, y en octubre con el Nacional de Narrativa. Una autora escondida para el gran público, que ya estaba allí antes del advenimiento de otras muchas que descuellan con óperas primas más o menos brillantes pero siempre oportunas. Con De bestias y aves, su segunda narración larga, Pilar Adón ha escrito el Antiplaneta con mimbres similares, como el punto de vista femenino que narra su propia peripecia, pero sin folletín ni fanfarria. Coro, una pintora de cierto renombre, atraviesa una crisis existencial que la lleva a coger el coche y emprender un trayecto nocturno sin teléfono móvil, y sin apenas gasolina en el depósito. Su vida hasta ese momento acaba cuando es acogida a la fuerza por las mujeres que habitan la casa junto a la que ha quedado varada. A partir de aquí, el lector comparte con la protagonista la lógica secuencia de sentimientos y pensamientos, desde el agradecimiento inicial, con reservas,  la curiosidad estupefacta por  el funcionamiento de ese hermético microcosmos,  la resistencia íntima a formar parte de él y culminando con la certeza progresiva e inapelable de que no la dejarán marchar.

El tono lo es todo. Con la información justa, la autora nos ofrece un retrato poliédrico de la cotidianidad de un grupo de mujeres voluntariamente encapsuladas en un entorno exuberante para los sentidos. Paraíso y prisión al mismo tiempo. Un festín de escritura sensorial que el lector absorbe casi sin esfuerzo. El paraje natural es un tapiz  en el que no sobra ningún adjetivo. Una oda léxica que recuerda a ciertos pasajes de la estupenda Hamnet, de Maggie O´Farrell. La descripción como arte. Pero claro, la fragilidad o fortaleza de las sociedades utópicas siempre se decide ante la intromisión de lo ajeno. Esta en concreto, a la que llaman Betania, comparte oscuridad y pulsión femenina con las sucesivas viviendas en las que las Stella Maris de La Mesías nacen, crecen y se desarrollan como hijas predilectas del internet cómico-fundamentalista.  Las mujeres de Betania adoptan una sola identidad cercana a la clausura monjil, en la que cada una de ellas se reserva algunos rasgos de carácter y, por supuesto, un papel distintivo en el reparto de tareas. También gozan de la presencia de una guía, Missa Tita, a la que Coro recuerda bruscamente su corporeidad al caérsele encima en una escena casi cómica que conjura la solemnidad del encuentro. 

Todas esas mujeres se ufanan de su libertad pero se imponen elementos coercitivos como los vestidos, inadecuados para caminar entre matorrales, y la verja de la casa, icono esencial en la futurible multipremiada serie. Coro no dejará de ser nunca una suerte de apéndice a punto de infectarse, oscilante entre la indignación por ser retenida e ignoradas sus preguntas y la resignación, materializada en el vestido con el que se araña las piernas en sus sucesivas exploraciones. Sin ánimo de caer en el tópico, pueden defenderse también resonancias lorquianas en la construcción simbólica del medio. El hombre como elemento perturbador, encarnado en la figura, ambigua como todas esas mujeres, de Tobías Mos. Un casi viejo que reclama la propiedad de la casa y que aguarda su turno sobreviviendo cerca del lago. Un hombre adulto cuya vida a la intemperie se convierte en entretenimiento y conocimiento de la más joven, una niña sin vínculos familiares con ninguna de las mujeres. Un lago que guarda secretos y cuyas aguas recuerdan a Coro el episodio trágico no resuelto que la ha terminado llevando hasta allí. 

La placidez onírica de la vida en Betania se va diluyendo desde la llegada de Coro, aparentemente sincronizada con la reaparición de Mos. Quizá una prueba divina, quizá un castigo por la soberbia de esas mujeres que presumen de superioridad moral frente a los urbanitas. La religión entendida como trayecto está muy presente en la historia. Algo audaz en estos tiempos. Coro también debe superar un par de ritos iniciaticos para lograr la purificación de su alma herida. El viaje inicial en coche es un fracaso y a la vez una segunda oportunidad. La inmersión en la poza, evidente reflejo del bautismo, supone el clímax en la lucha de Coro por eludir el sentimiento de pertenencia hacia una vida nueva. 

No es fácil mantener la tensión narrativa en un relato de vocación intimista pero profundamente arraigado en su marco externo, y  del cual dudamos continuamente. Un terreno fértil para la psique, los sueños y las leyendas. 

Pilar Adón.  De bestias y aves. Galaxia Gutenberg, 2022. 208 páginas. 

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