Estamos rodeados de tabúes, aún. Afirmar que no todo el mundo puede
cumplir su sueño. Preferir pasar solo la Nochebuena. La autora de este
manual, como ella lo denomina, ha dedicado años a deconstruir uno de los
últimos y más ocultos. El título que escoge es transparente, desde
luego. Nunca la maternidad fue un asunto tan complejo, tan diseccionado y
tan exigente con las mujeres, convertido en derecho lo que antes fue
deber. Estas páginas de vocación provocadora son la consecuencia lógica
de todos estos debates, estimulados por los nuevos estudios de género.
Ya asentada la discusión acerca de las mujeres que deciden no ser
madres, llega un nuevo y más problemático giro, por cuanto atañe también
a esos hijos nunca deseados.
Dado su carácter pionero, no desentona la sencilla estructura con la que la socióloga israelí Orna Donath
acomete la tarea. Movida sobre todo por el deseo de sacar los
esqueletos del armario, se parece más a una libreta de apuntes de un
estudio de campo que a una genuina investigación académica. Más allá de
los duras frases de desencanto que aquí se vierten, reproducidas con
fruición por los reseñistas, interesa el esquema de entrevista/confesión
con el que la autora consigue de las mujeres participantes exámenes de
conciencia sencillamente demoledores. Palabras como dagas compensadas
por un tono narrativo que oscila entre la mesura y la asepsia
quirúrgica. El protagonismo lo portan ellas, identificadas solamente por
su nombre de pila y el número y edad de los hijos, y que, sin
interactuar entre sí, entretejen un diálogo amargo alejado del tópico de
mujeres que hablan de sus cosas delante de un café con pastas.
En los interludios, se confrontan con éxito los lenguajes de la
naturaleza (una mujer no es completa si no es madre) y del postfeminismo
(“tú lo has elegido, no te quejes”). Sorprendentemente, éste no gana la
partida.
Dos opciones a elegir: O revista del corazón, llenas de actrices que interpretan (¡interpretan!) el mejor papel de su vida, o Club de las Malas madres,
un pujante rincón de desahogo profundamente adictivo para los que leen
desde la barrera. La queja se permite, el arrepentimiento, no. Una tercera vía, anhelada por la mayoría de estas madres israelíes, es la crianza en comunidad, puesta de actualidad con diferente acogida, por la filósofa Carolina del Olmo y la política Anna Gabriel.
Pero, ¿esto pasa entre nosotros? Podemos aducir la cierta
excepcionalidad de Israel para restarle validez al estudio. Pero la
autora lo sabe, y se cuida de escoger una muestra variada entre
habitantes de kibutz y laicismo urbano. Nada de judaísmo ultraortodoxo,
tan ruidoso como minoritario en el país. En este asunto también, las
fronteras se difuminan, y los foros de internet ejercen de
confesionario, de espejo y también de patíbulo. La extensa exégesis del
arrepentimiento se desmarca enseguida de los motivos económicos o
sociales. Las madres arrepentidas son de todo tipo y condición,
mayoritariamente casadas, blancas y de clase media. Y los padres,
ausentes, inmersos en horas extra, ignorantes del dilema de sus esposas.
O, por el contrario, tan comprensivos que las dejan marchar lejos,
solas para reconstruir sus vidas.
#Madresarrepentidas. Una mirada radical a la maternidad y sus falacias, de Orna Donath. Reservoir Books. 2016
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