En una de esas asociaciones insólitas que perturban las cabezas de vez en cuando, podemos afirmar sin rubor el parentesco entre una tragicomedia danesa de 2020 y los giros locos más los golpes desconcertantes de humor marca registrada de Vancouver Media, la productora española más de moda y artífice de obras magnas como La casa de papel y Sky Rojo. Así, el guionista y director Anders Thomas Jensen convierte a un Mads Mikkelsen anterior a Otra ronda en un pétreo militar en misión exterior con ansias de venganza que es convencido por un grupo de científicos obsesionados con los datos de que la muerte de su esposa en accidente ferroviario no fue casual. Añadida la correspondiente dosis de culpabilidad por la decepcionante última conversación telefónica, en la que comunica a la familia la prórroga de la estancia, aquí se acaban los puntos en común con las películas de Liam Neeson. Porque el desarrollo lineal de este tipo de tramas se convierte aquí en un carrusel de géneros de ninguna manera fallido, en el que los momentos puntuales de tragedia se compensan al punto con secuencias descacharrantes. El espectador avezado va a estar siempre en tensión por si a la historia se le va la pinza definitivamente a un lado o al otro, pero el equilibrio entre tonos termina siendo satisfactorio y muy, muy difícil de conseguir. (Véanse las dos referencias al inicio de estas líneas para entenderlo). Y todo ello sin perder su esencia de película navideña, a la nórdica usanza.
Pero una buena historia con un buen tratamiento naufraga sin unos buenos personajes que le den cuerpo. El grupo digamos de disfuncionalidad creciente que se enfrasca en la investigación con ánimo justiciero está retratado con maestría y suma agudeza. Cada uno de ellos, bajo el arquetipo ya sea de soldado robótico o científico nerd, va mostrando de manera muy medida otras capas, y todas se relacionan con tragos amargos que les hacen ser como parecen ser. Cada uno lidia con su dolor como mejor puede, nos vienen a decir, y muchas veces el disfraz ayuda a evitar intromisiones.El inicio a lo CSI pero mal ya nos pone en situación. Los números nunca mienten. El azar no existe. La estadística es la ciencia que hace más predecible el mundo, y el algoritmo, ay el algoritmo. El muy numérico Otto (Nikolaj Lie Kaas)no logra transmitir el futuro de su software a los resecos ejecutivos powerpointistas que financian su investigación, llevada a cabo, como no, en sus horas libres.Él y sus tres escuderos son depurados y quedan libres para investigar el accidente del tren en el que no por casualidad sino por su despido, va Otto, que no puede asumir la culpa por haber cedido el asiento a la esposa de Markus. Así pues, dentro de la coctelera, la necesidad de redención como catalizador de la ecuación de acontecimientos que devienen en incontrolables, como la vida en general. En medio de estos individuos discordantes, Mathilde, la hija de Markus y principal damnificada, que implora a su padre ayuda psicológica para superar el trance mientras le ve despeñarse sin remedio,, a la vez que se convierte en el la justificación perfecta para que el grupo funcione sume con nuevas incorporaciones. Una actitud valiente e inusual por madura, un recordatorio más de nuestra fragilidad en estos tiempos de zozobra.
JINETES DE LA JUSTICIA (Retfærdighedens ryttere)
Año: 2020
Dirección: Anders Thomas Jensen
Guion: Nicolaj Arcel, Anders Thomas Jensen
Música: Jeppe Kaas
Fotografía: Kasper Tuxen
País: Dinamarca
Reparto: Mads Mikkelsen, Nicolaj Lie Kaas, Gustav Lindh, Roland Moller, Nicolas Bro, Lars Brygmann, Rykke Louise Anderson.
Duración: 116 minutos.