Es verano. El momento pautado para que millones de trabajadores desenfunden su derecho a tener el mundo a su alcance. Nos lo hemos ganado, y lo dice el convenio. Asumimos el precio a pagar en forma de horas gastadas esperando en estaciones y aeropuertos, afrontando trayectos cada vez más incómodos , todo por un cambio. De paisajes, de rutinas, de caras. “Desconectar” unos cuantos días para permanecer conectados sin incidencias el resto del año. Routers.
Pero, además de nuestro tiempo,¿qué precio estamos dispuestos a pagar por unos selfies en Time Square y por un sello más en el pasaporte?
Como bien saben los espectadores de Control de Fronteras en sus diversas variantes, el turista común no tiene mucho que perder, salvo algún embutido defectuosamente oculto en la maleta. El mal rato se pasa ante la pantalla del ordenador, rellenando los formularios de entrada de mellizos nombres (ESTA, ETA), y , a lo sumo, ante en el puesto policíal correspondiente. Por eso, la experiencia que se narra en la película de Alejandro Rojas y Juan Sebastián Vasquez sonará extraterrestre a casi todos los espectadores, que asisten incrédulos a un escarpado ejercicio de tensión y suspense sostenidos tan solo mediante la palabra. Aquí puede que radique el punto débil de su construcción narrativa. Los protagonistas no van a pasar una semana en Manhattan sino que pretenden quedarse y prosperar. En nuestra parte del metaverso, cualquier persona puede participar en la lotería de la Green Card inscripción mediante, ganarla en buena lid, hacer las maletas y vivir en el paraíso americano como residente de pleno derecho. Eso es lo que quiere hacer Elena, bailarina de Barcelona. Bruna Cusí imprime a su personaje todos los matices esperables en alguien que pasa por todas las emociones posibles en menos de cuatro horas. El problema de Elena es su pareja, Diego, urbanista venezolano en paro, con una historia personal que se va desvelando capa a capa, y que provoca en el espectador una empatía inicial que se va perdiendo. Alberto Ammán (premiado en el Festival de Málaga) transmite fenomenalmente la demolición inevitable del personaje, ya acreedor desde el inicio de cierta antipatía por su aire nervioso y despistado, nada recomendable cuando uno afronta un viaje a ultramar.
Fue Felisberto Hernández, un cuentista olvidado del Modernismo, quien pone en el mapa literario la relación entre el horror y lo cotidiano. Desde Nadie encendía las lámparas, su texto más logrado, todo espacio y todo segmento del día puede procurarnos arritmias y desazones. Qué decir de un aeropuerto, uno de esos no lugares plenos de oxímoron. Tan accesibles y restringidos. Tan masificados y tan solitarios.
El guion, milimétrica sincronía de cada revelación con cada cambio emocional en los personajes, recuerda a otra historia reciente de terror en lo cotidiano, El castigo, de Matías Bize. En ambas, en menos de 90 minutos, personas de una normalidad vital estándar se ven envueltas en una situación a cada segundo más angustiosa en la que su capacidad de decidir desaparece en manos de otros. Esos otros, en ambos casos, son agentes de la ley. Una mujer y un hombre. Una no casualmente latina (Laura Gómez) y un no casualmente yanqui (Ben Temple). El espíritu de Josef K asiste al desigual intercambio comunicativo que, gota a gota, va despojando a los audaces migrantes de su intimidad, de sus deseos, de sus secretos. Y nosotros, frente al espejo.
UPON ENTRY
País: España Año: 2022 Duración: 75m.
Dirección: Alejandro Rojas y Juan Sebastián Vasquez .
Guion: Alejandro Rojas y Juan Sebastián Vasquez.
Reparto: Alberto Ammán, Bruna Cusí, Laura Gómez, Ben Temple.
Fotografía: Juan Sebastián Vasquez.
Género: Thriller psicológico.
Pero, además de nuestro tiempo,¿qué precio estamos dispuestos a pagar por unos selfies en Time Square y por un sello más en el pasaporte?
Como bien saben los espectadores de Control de Fronteras en sus diversas variantes, el turista común no tiene mucho que perder, salvo algún embutido defectuosamente oculto en la maleta. El mal rato se pasa ante la pantalla del ordenador, rellenando los formularios de entrada de mellizos nombres (ESTA, ETA), y , a lo sumo, ante en el puesto policíal correspondiente. Por eso, la experiencia que se narra en la película de Alejandro Rojas y Juan Sebastián Vasquez sonará extraterrestre a casi todos los espectadores, que asisten incrédulos a un escarpado ejercicio de tensión y suspense sostenidos tan solo mediante la palabra. Aquí puede que radique el punto débil de su construcción narrativa. Los protagonistas no van a pasar una semana en Manhattan sino que pretenden quedarse y prosperar. En nuestra parte del metaverso, cualquier persona puede participar en la lotería de la Green Card inscripción mediante, ganarla en buena lid, hacer las maletas y vivir en el paraíso americano como residente de pleno derecho. Eso es lo que quiere hacer Elena, bailarina de Barcelona. Bruna Cusí imprime a su personaje todos los matices esperables en alguien que pasa por todas las emociones posibles en menos de cuatro horas. El problema de Elena es su pareja, Diego, urbanista venezolano en paro, con una historia personal que se va desvelando capa a capa, y que provoca en el espectador una empatía inicial que se va perdiendo. Alberto Ammán (premiado en el Festival de Málaga) transmite fenomenalmente la demolición inevitable del personaje, ya acreedor desde el inicio de cierta antipatía por su aire nervioso y despistado, nada recomendable cuando uno afronta un viaje a ultramar.
Fue Felisberto Hernández, un cuentista olvidado del Modernismo, quien pone en el mapa literario la relación entre el horror y lo cotidiano. Desde Nadie encendía las lámparas, su texto más logrado, todo espacio y todo segmento del día puede procurarnos arritmias y desazones. Qué decir de un aeropuerto, uno de esos no lugares plenos de oxímoron. Tan accesibles y restringidos. Tan masificados y tan solitarios.
El guion, milimétrica sincronía de cada revelación con cada cambio emocional en los personajes, recuerda a otra historia reciente de terror en lo cotidiano, El castigo, de Matías Bize. En ambas, en menos de 90 minutos, personas de una normalidad vital estándar se ven envueltas en una situación a cada segundo más angustiosa en la que su capacidad de decidir desaparece en manos de otros. Esos otros, en ambos casos, son agentes de la ley. Una mujer y un hombre. Una no casualmente latina (Laura Gómez) y un no casualmente yanqui (Ben Temple). El espíritu de Josef K asiste al desigual intercambio comunicativo que, gota a gota, va despojando a los audaces migrantes de su intimidad, de sus deseos, de sus secretos. Y nosotros, frente al espejo.
UPON ENTRY
País: España Año: 2022 Duración: 75m.
Dirección: Alejandro Rojas y Juan Sebastián Vasquez .
Guion: Alejandro Rojas y Juan Sebastián Vasquez.
Reparto: Alberto Ammán, Bruna Cusí, Laura Gómez, Ben Temple.
Fotografía: Juan Sebastián Vasquez.
Género: Thriller psicológico.
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