Hay cosas que no deberían cambiar nunca. Por ejemplo, los rasgos definitorios de una película francesa. Esta que nos ocupa, último trabajo del director Olivier Assayas, no será anunciada en las marquesinas bajo las leyendas "otro gran éxito del cine francés", o "más de un millón de espectadores en Francia". Contiene de hecho una sutilmente mordaz línea de diálogo dedicada a tales fenómenos. Las dobles vidas del título nos proveen de una hora y cuarenta minutos de intelectualidad conversacional cruzada entre parejas sentimentales, parejas de amantes y grupos de más o menos amigos con una copa de vino en una mano y un plato de viandas en la otra.Quizá se echa de menos algo de silencio, trazo que fue nítidamente francés tiempo ha. La escenografia es intercambiable: luminosos pisos burgueses en el centro de París, bristós y cafés atestados pero capaces de los centímetros de intimidad suficientes como para seguir hablando, y al final, el coqueto refugio playero donde los fantasmas de la existencia se conjuran con un buen pescado a la brasa.
De este modo, el valor de la historia reside únicamente en el contenido de esas conversaciones y la evolución vital que se sigue de ellas. El espectador aprendido que acude a la sala sabiendo a lo que va, no se sentirá defraudado. Como además de espectador es lector, y de los preocupados por el devenir de la afición y de la industria, constata que en Francia están también mal. La exégesis del problema se inicia ya desde la primera secuencia. Sin vino ni queso, asistimos al elegante diálogo entre Alain, responsable de una editorial señera con un siglo de historia (un eficaz y comedido Guillaume Canet) y Léonard, (intenso Vincent Macaigne) uno de sus autores de plantilla, de ese fondo de armario que conserva toda editorial literaria que tuvo su momento de éxito. Una figura muy reconocible por cualquiera del gremio. El último manuscrito entregado no verá la luz, de momento. ¿De quién es la culpa?
El afán documentalista del guion no deja hilo suelto ni actor sin réplica, y aporta cierto margen a la caricatura. O al menos así se entiende en casos como el del escritor de éxito que deviene en bloguero y presume en las reuniones sociales de sus cinco mil visitas diarias, cifra muy respetable para un influencer cultural. Sus amigos aún no han cruzado la línea y afirman leer sus libros pero no sus post. Ya caerán. En relación al auge de los booktubers, imprescindible Andrea Pixelada, en el Teatro Pavón Kamikaze de Madrid hasta el doce de mayo, y un sano complemento a estos mesurados franceses.https://kritilo.com/2019/04/28/andrea-pixelada/
Juliette Binoche interpreta, con metahomenaje incluido, a la esposa del editor, una actriz de clásicos en el teatro, y agentes de la ley en la televisión. La música nos sigue sonando. Suyas son las líneas más cómicas cuando le toca reivindicar repetidamente la verdadera naturaleza de su personaje y agradecer los halagos prefabricados de su círculo de amistades, a todas luces más proclives a Houellebecq que a Ley y Orden pero salvados por su educación exquisita.
Así, no queda más que asentir ante el falso advenimiento de la era digital, que se ha quedado a medias. "Se siguen vendiendo libros", se afirma en algún momento, entre el alivio y la perplejidad. Aunque lo que se venda no sea digno de las centenarias estanterías de la editorial. La reflexión sobre el presente y el futuro de la crítica, su poder prescriptivo y su sustitución por los algoritmos es otro de los puntos fuertes del discurso. Las referencias a célebres pobladores de la escena cultural europea, con cierta mala baba en una muy concreta, salpimentan la función.
No puede obviarse el aderezo, las dobles vidas del título. Muy europeas en el sentido anglosajón del término. Las parejas de la historia manejan sus infidelidades con una fluidez y normalidad digna de encomio. Lo que en otros lares da para metros y metros de cinta aquí es mero complemento.
Como admirable es el sentido de la síntesis que muestran el cartel publicitario de la película para su exhibición en inglés, y la traducción del título. "Non-fiction", sobre una cama mediana con todos los personajes arrejuntados. La traducción no es traidora.
TÍTULO: Dobles vidas (Doubles vies)
AÑO: 2018
DIRECCIÓN Y GUION: Olivier Assayas.
FOTOGRAFÍA: Yorick Le Saux.
REPARTO: Juliette Binoche, Guillaume Canet, Olivia Ross, Christa Theret, Antoine Reinarzt, Vincent Macaigne, Nora Hamzawi.
No hay comentarios:
Publicar un comentario